Por fin Anteros me ha vengado...
qué larga espera...
Amor, ha tenido que venir
tu hermano a rescatarme...
Por fin le ha acertado
con la afilada saeta...
Ahora puedo pensar en quien
iluminó un corazón que se apagaba.
Dice dulces sueños sin saber quizá
que empiezo a echarle de menos
sólo con esas dos palabras
que por sí solas dicen poco.
Para ti mis lisonjas.
Para ti mis ruegos.
Para ti mis caricias.
Para ti mis besos.
Dulce fiera, por mi amor domada,
devórame entre tus fauces.
No me dejes escapar...
Si ves que de ti huyo en repentina
carrera que sepas que es para
que me vengas a buscar.
Persígueme cual león que
corre tras su presa.
Yo seré la gacela que, temerosa,
se detiene para saciar su sed.
Haz que me pierda en tus juegos,
los que el travieso Cupido
te ha procurado con sus armas.
Gáname con amables palabras
y sonrisas y...seré para ti.
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